Al Wave...que vaya Francisco.

Con el tiempo justo para llegar 15 minutos tarde al sorteo, salimos como un Sputnik al Fee Station de Big Waters. El objetivo era ver si recuperàbamos la suerte perdida en las Vegas y eramos una de las 10 personas afortunadas que diariamente visitan "The Wave".

Como todas las mañanas, Chino y Miguelete se despertaron los primeros con soplamocos y silbidos, y esta vez, sin dejar que JL se deprendiera del saco ni se incorporara, se pusieron a recorrer las 30 millas que nos separaba de la lotería. Pusimos la mano en el bombo 15 segundos antes comenzar el sorteo, y nuestra bola...la 25, fue la ultima solicitud en entrar. Nos lo jugamos todo a una: o the Wave o Nada...y va a ser que Nada.

Con la pena en el cuerpo nos lavamos la cara y nos apretamos el Sandwich de rigor, y esta vez si que innovamos.Acabamos con el queso curado y metimos los tranchetes. Había mucho que ver por la zona: una huella de caballo gigante en el río colorado (Horseshoe Canyon), una Playa continental llena de hippies y perroflautas (GlenCanyon Lake), y visitar la presa que salvó Superman en su primera peli (Hoover Dam).

El broche del día lo puso el espectacular Bryce Canyon National Park, con formas imposibles que a algunos de nosotros les recuerdan a chorizos y butifarras y a otros a otras cosas erguidas. Fué tan chulo el tema, que hasta lo vimos anochecer y lo celebramos con un Sandwich con atùn. Pero sin Jamón York, que con tanto cambio de temperatura en Magnolia ha decidido ponerse en huelga y oler mal.

Antes de dormir en una gasolinería y con el buche lleno de comida y vacío de endorguina, hemos parado en un pub a tomar una cerveza. Y una absurda ley de Utah nos ha obligado a pedir unos aritos de cebolla, que nos hemos apretado sin mas miramientos a la vez que una làgrima recorría nuestras mejillas al gastar por primera vez en comida...eso sí, por beber.

Ah...nos ha parecido ver al Sheriff de Wichita en la mesa de al lado...creemos que estamos cerca.